La medida estrella de la derecha para
activar la economía es que las grandes empresas paguen el mínimo de
impuestos. El neoliberalismo propone solucionar los problemas económicos
desregularizando el mercado haciendo gala del principio liberal de
que el mercado se regula solo, que no necesita leyes que lo regulen.
Cuando la izquierda propone que las
grandes empresas sean las que paguen más y no las que paguen menos
como es lo que ocurre en realidad, los partidos de derecha responden
fomentando la alarma de que no se les puede obligar a las grandes
empresas a que paguen más porque si no, se van y no dan trabajo.
Acusan a la izquierda que por tal motivo va a ser la culpable de que
el país, con la huida de las empresas buscando paraísos fiscales, se
vaya a pique. Vende la derecha que la izquierda, por lo tanto, es la
causa de todo estancamiento económico.
Cuando gobierna la derecha, que
defiende al sistema tal cual, que no pone exigencias ni control a las
grandes empresas porque comparten ideología, el poder real que es el
económico, favorece a sus gobiernos. Pero en el momento en que hay
posibilidades de que un gobierno que representa derechos de los
trabajadores y de las mayorías sociales gobierne, entonces no apoyan
a los gobiernos de izquierda, sino que les hacen la vida imposible
desde la posición que les da su dinero. No quieren aceptar el
principio de que si son los que más ganan deben pagar un poco más
en función de la cantidad de beneficios que obtienen. Cuentan con
el control y dirección de gran cantidad de entes económicos
financieros a través de los cuales impactan en las condiciones
económicas de un país y pueden boicotear económicamente al
gobierno que no los favorezca a ellos
A mí me llama la atención que cuele
el discurso de que la izquierda lleve a los países a la bancarrota
por hacer que las grandes empresas paguen un poquito más, y no se
llame a la atención del hecho de que las empresas no quieran
colaborar con las economías de los países aportando parte de los
beneficios que los empresarios por sí solos y sin el concurso de los
trabajadores no podrían haber obtenido nunca; que prefieran la ruina
de una comunidad antes que desprenderse de un poquito de su riqueza
para colaborar con el bien común.
El sistema le otorga a la clase
empresarial el privilegio de hacerse con la propiedad de los
productos que salen de las manos de los trabajadores y de los medios
de producción que se van creando invirtiendo en ellos parte de los
beneficios del trabajo; y también el privilegio de tomar decisiones,
al margen de los trabajadores y de la sociedad en general, sobre la
empresa para cerrarla o llevársela a cualquier lugar. A todos esos
privilegios el capitalismo los llama libertad de mercado. Yo también
creo en la libertad, en la libertad para emprender, para tomar
iniciativas... Pero además creo que la libertad nunca debe suponer
un abuso de poder sobre los demás, ni toma de decisiones en
beneficio sólo de unos pocos y en perjuicio para las mayorías, ni
que nadie se apropie individualmente de los productos que se han
fabricado por medio de una participación colectiva.
Lo lógico y lo ético es que la
riqueza que se crea con la participación de un equipo de personas,
cada una con su función y su aportación, se reparta justamente y
que nadie se apropie de forma inmoral de la mayor parte de ella en
perjuicio de los que se quedan casi sin nada.
No es que los empresarios sean malos,
que habrá de todo, es que los más grandes lo que demuestran en la
práctica es que no quieren desprenderse de sus privilegios y temen
perder su poder. Evitan por todos los medios que puedan gobernar
grupos que les exijan que se recorten ellos un poquito para que los
recortes no sean siempre por abajo y contra los más pobres. Temen
que les impidan tomar ellos mismos las decisiones que les dé la gana
en favor de sus propios intereses y sin tener en cuenta a nadie.
La derecha desde la liberal hasta la
extrema que ahora también es neoliberal en lo económico, tiene de
su parte al poder real, que es el poder de las grandes fortunas y los
grandes bancos. La izquierda no cuenta con ese poder sino con la
oposición de ese poder. Y ese poder es muy poderoso.
Si todas las personas que conformamos
las mayorías sociales, tuviéramos suficiente madurez,
responsabilidad democrática y cívica y conciencia de nuestros
intereses como mayoría social, seríamos capaces de unirnos en torno
a un programa que ofrezca una alternativa económico social justa
para todos que acabara con el oligopolio del poder económico, al
mismo tiempo que se evitaría por medio de herramientas de control
ciudadano que ningún gobierno de atreviera a limitar las libertad de
expresión, prensa, asociación, manifestación pacífica y demás
libertades democráticas.
La derecha augura los mayores males
para este posible gobierno de coalición, pero como a cualquier otro
gobierno de la tendencia que hubiera sido le deseo que gobiernen sin
caer en ninguna tentación de corrupción y que pongan todos los
medios para que haya condiciones y medidas para que no pueda darse.
Les deseo que llegue a buen término su acuerdo y que tengan la
inteligencia y habilidad necesaria y suficiente para lidiar
exitosamente con la oposición, resistencia y ataques con que los van
a tratar las grandes empresas y bancos. Sólo con el apoyo decidido
de la mayoría de la población esos poderosos entes económicos se
prestarán a colaborar con el bien común. Les deseo que sean fieles
durante su gobierno a los principios socialistas y no terminen
corruptos y defraudando convertidos en traidores. Les deseo que
acierten y tengan éxito en el desarrollo de sus políticas y
proyectos públicos. Y que tengan el talante, la capacidad, la
gracia... para negociar la solución de los conflictos territoriales de
manera justa y solidaria para todos, que sirva de verdad para unir
con lazos fraternales y no como producto de ningún tipo de
imposición. Les deseo crean en Dios o no, que Dios los bendiga y que
nos bendiga a todo el mundo, que bendiciónes nos hace falta para
relacionarnos mejor.